BÚSCAME Y ME ENCONTRARÁS

Soledad habitada. Silencio con mucho ruido si estoy dispuesta a escucharlo, porque estás dentro de mí y me hablas, me quieres y me acompañas. Regalos diarios que no siempre me detengo a apreciar. Miradas que son Tuyas, consejos que también. Caricias que me erizan la piel. Casualidades sin azar que tramas entre risas desde el cielo. Soplos de Tu vida que confundo con una brisa cualquiera. Tus pellizcos en mi alma camuflados por la ansiedad. Tus ganas de entrar en mí y mi empeño en cerrarte la puerta...

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ES TAN FUGAZ...

Es tan fugaz el tiempo que pasamos en esta vida, que lo único que quiero es poder decir, cuando termine, que fui auténtica, que fui yo misma, que viví cada día con amor y saboreando cada minuto con todos los sentidos. Si aprecio la vida como creo que lo hago…¿Por qué malgasto mi tiempo,  si el tiempo es el bien del que está hecha la vida?; ¿Por qué vivo anclada en el pasado o atemorizada por el futuro si el único lugar seguro es el presente?; ¿Por qué dejo para mañana lo que puedo hacer hoy, si igual no estoy aquí para poder hacerlo?. Cinco minutos bastan para soñar toda una vida y toda una vida puede pasarse en un simple instante. Curioso, ¿Verdad?; así de relativo es el tiempo, así es la lógica ilógica que tiene y que se nos escapa. Sin tiempo no hay futuro, pero con tiempo puedes perderte en el presente que diseñes. El tiempo que pasó nunca vuelve y el que tiene que venir no sabemos si llegará algún día. El tiempo es omnipresente, invisible y poderoso. Puede hacer que cualquier recuerdo se olvide y que el dolor se esfume si lo dejas correr a su aire. El tiempo puede convertir al segundo en eterno y hacer que una eternidad quepa en una mirada; porque una vida a tu lado me parece poco tiempo, pero ese mismo tiempo me parecería eterno si fuera al lado de la persona equivocada. Porque no sabemos lo que tenemos hasta que lo perdemos, y eso también va de tiempo; porque solo valoramos lo que teníamos cuando el tiempo ya nos lo ha robado y confiamos en que el tiempo nos dará todo lo que le pedimos a la vida, que no es mas que amor, paz y felicidad. El tiempo es eso tan complejo que nadie ha sabido explicar, y eso tan sencillo de lo que todo el mundo puede hablar. Se nos escapa el tiempo, a pesar de que lo  queramos atrapar en relojes que también se paran y dejan de funcionar. El tiempo está y aun así, necesitamos salir a buscar ese tiempo que ya tenemos y que no sabemos cómo aprovechar. El tiempo es tan suyo que huye si lo intentas atrapar. El tiempo nos enseña esas cosas que no aprenderíamos ni con todo el tiempo del mundo y el mismo que nos hace olvidar lo que un día prometimos no olvidar jamás. ¿Qué cómo se mide el tiempo? Ni idea; para mí en copas de vino, tu risa y mi mar. Y si una cosa tengo clara, es que cualquier momento que no se gasta en amar se malgasta y que el tiempo que paso contigo vuela mas de lo normal. No sé qué tendrá el tiempo que todo lo altera y que todo lo deja tal y como está. No sé qué tendrá que nunca tenemos tiempo, pero siempre queremos un poco mas.

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SUELTA Y SIGUE VOLANDO

Y hay veces que la gente te demuestra mucho más cuando se va que mientras estuvo. Llega un momento en el que dejas de llorar por la falta que te hace y te das cuenta de que te ha dado una oportunidad, la oportunidad de quererte estando solo contigo. De repente te ves priorizándote, mimándote, escuchándote y caes en la cuenta de que ya no recordabas lo que era abrazarte a ti mismo. Y es que todo suma y aporta, pero no todo es para siempre. A veces, un para siempre dura un segundo y un segundo una eternidad. Y eso nos aterroriza… entender que a veces hay que soltar para seguir volando, soltar para llegar tan lejos como estás llamado a llegar. Recuerda todas las veces que no te viste consiguiendo ese sueño, rodeada de la gente que te quiere con el alma o superando tus miedos. Recuerda cuando creías que no podrías continuar y mira hasta dónde has llegado. Es ahí  cuando todo cobra sentido porque todo tiene un propósito. Cada persona y situación tienen una misión en tu vida y qué importante es entender que no tienen porque ser eternas. A veces las cosas simplemente se terminan, pero lo importante es que tú no termines con ellas. Lo importante es que no dejes de creer en el amor, que no dejes de creer en tu valía y que no te rindas a la primera adversidad. Perdónate por las veces que te aferraste a un clavo ardiendo creyendo que la felicidad vendría de la mano de algo o de alguien. La felicidad está en ti, la luz la llevas dentro y ese tesoro no puede ocultarlo nadie. No te falles porque tus planes fallaron, no te pierdas porque perdiste lo que creías poseer, no te rindas porque te equivocaras una vez. Volverás a caer, porque de eso va la vida, pero prométete que pelearás. Sigue luchando y conviértete en esa adulta que tu niña quería ser. Y si no recuerdas cómo era, pregúntale en silencio cuáles son sus metas, que le mueve el corazón, qué le hace temblar el alma. Pregúntale qué espera de ti, porque seguramente solo quiera que te quieras, que la quieras,  y ahí entenderás que todo lo demás puede esperar siempre.

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Y DUELE...

Y duele. Duele querer y no poder. Duele saber que tienes todo para ser feliz y no serlo. Duele estar al alcance de tus sueños y verlos tan lejos. Duele, duele mucho. Duele no ser capaz de expresarle a la gente que quieres lo que te pasa porque ni tú misma lo sabes. Duele ver que te vas consumiendo mientras el tiempo va pasando y que no puedes hacer nada para detenerlo y empezar de nuevo, porque no sabes ni qué paso dar primero. Duele la impotencia, duele la caída y duele ir perdiendo esa esperanza que un día tenías. Duele no quererte, no sentirte amada y anhelar con todo el corazón que ese vacío se llene con abrazos. Duele haber experimentado la felicidad y no sentirla. Duele buscarla y no encontrarla. Duele cada lágrima y cada golpe que ya no sabes si tendrán otro sentido que el de hacerte sufrir de nuevo. Duele perder el propósito. Duele echar de menos, darte cuenta de que ya no tienes lo que un día lo fue todo; y duele decir adiós, despedirse duele mucho.

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NO SÉ NADA DEL AMOR

No sé nada del amor. Quizá algunas cosas. Tampoco sé cómo definir la felicidad; aunque diría que huele a tierra mojada, que sabe a cerveza y puesta de sol, que suena igual que la carcajada de un niño y que una buena canción. Diría que se siente al ver sonreír a alguien que quieres, e intuyo que debe parecerse a lo que siente quien se duerme sin despertador, sabiendo que esconde bajo la almohada recuerdos cumplidos de tanto soñar. 

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